domingo, 9 de abril de 2017

A pie desde Leixazós, adonde no entran «ni carro, ni Dios»

Una ruta por el pliegue de Campodola , en Quiroga, será uno de los atractivos del futuro geoparque





CARLOS RUEDA FRANCISCO ALBO
MONFORTE / LA VOZ 09/04/2017 05:00


Desde quiroga

Hay que salir de la capital del municipio por la carretera LU-651, que lleva a Folgoso do Courel. En el kilómetro 10,5 hay un desvío hacia Leixazós, situada a 1,3 kilómetros

El pasado año, el Ayuntamiento de Quiroga acondicionó y homologó oficialmente una ruta de senderismo que discurre al pie del plegamiento geológico de Campodola, declarado monumento natural por la Xunta hace ahora cinco años. El mes próximo y en otoño -en fechas aún por determinar- se organizarán recorridos guiados para promover este itinerario, que se pretende que sea uno de los principales atractivos del geoparque que proyectan crear los tres municipios de la comarca quiroguesa. Al gran valor del itinerario desde el punto de vista científico -el paraje está catalogado desde 1983 como punto de relevancia geológica internacional- se suma su especial interés paisajístico, etnográfico y arqueológico.

La ruta sigue el trazado de un antiguo camino que unía las aldeas de Leixazós y Campodola con Campos de Vila y la capital del municipio. Tiene una longitud de 6,6 kilómetros y presenta una dificultad entre media y baja. El recorrido empieza en Leixazós, que se encuentra en el fondo del estrecho valle del río Ferreiriño, en un lugar que en tiempos era poco accesible. «En Leixazós non entra carro nin Dios», reza un dicho que recogió el escritor Ánxel Fole. El aislamiento al que estuvo sometida la aldea hizo que sufriese un fuerte declive demográfico. Hoy solo cuenta con dos casas habitadas.

Inicio del recorrido

El inicio de la ruta está a la entrada de la aldea, donde hay unos paneles explicativos sobre el conjunto del itinerario. Además de servir de vía de comunicación habitual entre varias localidades, el camino era muy utilizado para el transporte de madera hacia Quiroga, que fue uno de los recursos económicos más importantes para los vecinos de la zona.

A lo largo del primer kilómetro, el camino corre paralelo al río Ferreiriño por un extenso souto de castaños. Más adelante el bosque se abre y da paso a terrenos de monte bajo. A la izquierda ya se divisa un amplio panorama del pliegue geológico, formado por estratos de pizarrra y de cuarcita armoricana. En esta zona se encuentra la charnela o punto de máxima curvatura del plegamiento, que se formó hace entre 324 y 305 millones de años, durante el período Carbonífero, debido a la colisión entre los antiguos supercontinentes de Gondwana y Euramérica.

Aldea abandonada

A un kilómetro y medio del inicio del recorrido, el camino que viene de Leixazós desciende y empata -a la derecha- con otro que sube a la aldea de Campodola, situada a unos cien metros. La localidad está hoy abandonada, pero conserva en buen estado algunos elementos de su arquitectura popular de montaña. Tras visitar la aldea, regresamos al cruce y seguimos por la senda de la izquierda, bajando hacia el río Ferreiriño, que cruzamos después por un puente de madera.

A continuación el camino entra en una zona húmeda y umbría de bosque autóctono. En este punto hay un tramo de una treintena de metros donde la marcha se ve entorpecida por rocas desprendidas y árboles caídos. Después recupera la normalidad e inicia un suave ascenso. La vegetación es menos densa y permite admirar las formaciones rocosas que se elevan a una altura considerable sobre el camino. En algunos trechos fue excavado sobre la roca viva. A la derecha se abre el profundo valle del río Ferreiriño, cubierto por una densa y variada vegetación.

En el kilómetro 3,6 el camino llega al alto de Cruz de Castelín. A la derecha y a pocos metros está el castro de de Castelín, situado sobre un espectacular espolón rocoso. El antiguo asentamiento está muy alterado por el paso del tiempo y los derrumbes, pero conserva parte de un foso y una muralla de losas de pizarra que lo defendía en su parte más vulnerable.

A partir de aquí, el recorrido continúa por una pista de tierra que aparece a la izquierda. Unos cuatrocientos metros más adelante llegamos a un cruce. Hay que tomar la pista de la derecha y caminar 2,6 kilómetros hasta llegar a Campos de Vila.