jueves, 27 de abril de 2017

Folgoso do Courel se declara como municipio libre de eucaliptos

El gobierno local pretende fomentar nuevas plantaciones de castaños

.
ROI FERNANDEZ

FRANCISCO ALBO
MONFORTE / LA VOZ 27/04/2017 05:00 H

La alcaldesa de Folgoso do Courel, Dolores Castro, mantuvo ayer una reunión con la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, en la que le comunicó un acuerdo adoptado por el pleno que declara al municipio «libre de eucaliptos». En una sesión ordinaria celebrada el 24 de febrero se aprobó por unanimidad una moción presentada en este sentido por el PP, en la que se proponía además que se fomente en el municipio la plantación de especies autóctonas, especialmente los castaños.

La conselleira señaló que su departamento celebra el acuerdo aprobado por el pleno, que a su juicio «está garantindo a singularidade natural e paisaxística» del municipio. La alcaldesa, por su parte, puntualizó que la declaración tiene un valor simbólico, ya que el Ayuntamiento no posee competencias legales para prohibir determinados tipos de plantaciones. «Ademais, o 96% do noso territorio está incluído en Rede Natura, o que significa que habería que pedir permiso á Xunta para plantar eucaliptos e non é nada probable que se concedan autorizacións nunha zona con tanto valor ambiental como esta», explicó. El gobierno municipal, asimismo, no tiene conocimiento de que alguien esté proyectando realizar plantaciones de esta clase en el municipio. «A declaración pretende ante todo expresar a nosa intención de defender as árbores autóctonas e o noso rechazo ás foráneas», añadió.

Actos informativos

Por otro lado, Dolores Castro anunció que el Ayuntamiento organizará una serie de actos informativos a fin de animar a los vecinos a acogerse a una línea de ayudas que abrirá próximamente la Xunta para apoyar las nuevas plantaciones de castaños. En estas charlas también se intentará convencer a los productores locales para quese inscriban en la indicación geográfica protegida Castaña de Galicia. «Hai algúns que xa están inscritos pero son aínda moi poucos e pensamos que é conveniente que as castañas producidas no municipio conten cun selo de calidade», dice Castro.

Para llevar a cabo estas actividades, el Ayuntamiento espera contar con el apoyo de la mencionada indicación geográfica y también de la Estación Científica do Courel, dependiente de la Universidade de Santiago. «Na estación poderíanse celebrar algunhas charlas e por outra parte os especialistas da universidade tamén poden ofrecernos asesoramento técnico para realizar as novas plantacións de castiñeiros da maneira máis conveniente», indica la alcaldesa.

Unas pocas matas aisladas que datan de hace décadas y que no produjeron beneficios

En el territorio del municipio de O Courel son muy pocos los lugares plantados con eucaliptos. Orlando Gregorio Álvarez, miembro de la asociación ecologista SOS Courel, señala que cerca de la localidad de Sobredo hay un par de matas de unos mil metros de longitud cada una. También existe otra plantación de un tamaño similar en el entorno del castro de A Coroa, en las proximidades de Folgoso. Otro grupo de eucaliptos más pequeño se encuentra en Ferreirós de Abaixo y está situado en parte dentro de la propia aldea.

Álvarez señala por otro lado que todas estas plantaciones cuentan con más de cincuenta años. «Son dos tempos en que se introduciu masivamente o eucalipto en Galicia e daquela houbo algunha xente que quixo probar a ver como medraban por aquí, pero non chegaron a plantarse máis que algunhas matas pequenas en terreos particulares», explica.

Los beneficios que obtuvieron los dueños de las referidas fincas -añade- fueron prácticamente nulos, lo que no animó a que se llevasen a cabo más plantaciones. «A maioría desas árbores plantáronse en lugares dos que é moi difícil e custoso sacar os troncos e as ganancias que se podían obter con eles non compensaban o traballo, porque é unha madeira moi barata», agrega. Según Álvarez, la mayor utilidad que se les pudo sacar a los eucaliptos plantados en el municipio fue de la aprovechar algunos árboles como leña.

miércoles, 19 de abril de 2017

Así se organizará el parque geológico

Quiroga, Folgoso do Courel y Ribas de Sil someten a consulta pública el proyecto que se presentará a la Unesco
MONFORTE / LA VOZ 18/04/2017 13:04

Los ayuntamientos de Quiroga, Folgoso do Courel y Ribas de Sil -unidos en la asociación Montañas do Courel- iniciaron una consulta pública sobre el proyecto de creación del primer parque geológico de Galicia en sus respectivos territorios. Una memoria que se ha elaborado con el fin de solicitar a la Xunta y al Gobierno central la tramitación de la candidatura al ingreso en la red de geoparques de la Unesco puede examinarse íntegramente en la web courelmountains.es. Los vecinos de estos municipios tienen la posibilidad de presentar alegaciones y sugerencias, así como de solicitar aclaraciones y realizar consultas a través del correo grupogdr8@yahoo.es.

El territorio propuesto para el parque geológico abarca la totalidad de los tres términos municipales, con una superficie conjunta de 577,85 kilómetros cuadrados. La memoria indica que los tres municipios poseen «una rica variedad» de formaciones geológicas y de parajes en los que se manifiesta la relación de la geología «con la fauna, la flora y el desarrollo humano». Todo este patrimonio -añaden los redactores- es fácilmente visible y ofrece la posibilidad de organizar itinerarios aptos para todo tipo de públicos, desde grupos familiares hasta aficionados a los recorridos de alta montaña y a actividades deportivas como como la escalada, el barraquismo o el parapente.

El documento comprende un amplio inventario en el que se catalogan los lugares más significativos en este aspecto, cuya importancia se califica con cuatro tipos de valoración: muy alta, alta, media y baja. Entre ellos no solo figuran las formaciones geológicas más espectaculares, sino también muchos otros elementos, desde las huellas de la minería romana hasta los antiguos hornos artesanales de cal.

Infraestructuras ya hechas

Por otro lado, la memoria afirma que los tres municipios del grupo ya cuentan actualmente «con una amplia infraestructura directamente relacionada con el desarrollo territorial que conlleva un geoparque». A este respecto, resalta el hecho de que el patrimonio geológico de este territorio -y sus vínculos con el patrimonio histórico y cultural- se han puesto de manifiesto en gran parte mediante las señalizaciones turísticas instaladas con el apoyo del plan Leader desde el período 2003-2004 y con la construcción de varios miradores situados en puntos de especial interés, como el plegamiento de Campodola o la mina romana de A Toca. Asimismo, el documento recuerda que el municipio de Quiroga cuenta desde el 2011 con un museo de geología -que el año pasado fue premiado por la Cámara Mineira de Galicia por su labor de divulgación- y que en el 2013 y el 2015 se organizaron unas jornadas divulgativas sobre el patrimonio geológico de la comarca.

Los lugares de interés más valorados

Los puntos de interés para el futuro geoparque a los que la memoria atribuye una valoración «muy alta» y «alta» pueden agruparse en diversos apartados. Estos son algunos de los lugares más significativos que figuran en el inventario.

Relieve. En la lista son destacados especialmente el plegamiento de Campodola-Leixazós, el sinclinal del Sil y el exokarst de Val das Mouras.

Glaciarismo. La laguna de Lucenza y las morrenas del valle de A Seara figuran entre las principales huellas que dejaron los antiguos glaciares en el territorio.

Cuevas. La Buraca das Choias, accesible a las visitas, es señalada como una de las más singulares cavidades kársticas de la zona.

Flora. El bosque de la Devesa da Rogueira y las comunidades de orquídeas silvestres en prados calizos son considerados como los valores más notables.

Minas romanas. La memoria menciona especialmente los túneles de Montefurado y Pena Furada y la mina de A Toca.

Castros. El inventario resalta el antiguo asentamiento de Sobredo o de Torre, vinculado a las explotaciones auríferas romanas.

Miradores. Los más valorados son los que están situados frente al plegamiento de Campodola y la mina de A Toca, así como el del cañón del Sil.

Instalaciones museísticas. Los redactores de la memoria señalan la importancia de los museos municipales de geología y etnografía de Quiroga y la Estación Científica do Courel.



La Estación Científica de Seoane acogerá un taller de flora medicinal

Las actividades se desarrollarán entre el viernes y el domingo y la inscripción es gratuita
QUIROGA / LA VOZ 18/04/2017 05:00

La Estación Científica do Courel, gestionada por la Universidade de Santiago en la localidad de Seoane, acogerá entre el viernes y el domingo un taller sobre el uso tradicional de las plantas medicinales en la sierra. La actividad será dirigida por la farmacéutica María Moure, que ha realizado un extenso estudio sobre la flora medicinal de este territorio.

Las actividades se desarrollarán desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana y comprenderán sesiones teóricas y dos recorridos guiados para localizar e identificar plantas. Los participantes podrán elegir entre varias posibilidades para llevar a cabo estas rutas. La inscripción es gratuita y puede efectuarse llamando a los teléfonos 982 821 901, 648 051 928 y 600 942418 o bien escribiendo a los correos ro_rodriguezlopez@hotmail.com y antonio.rigueiro@usc.es



miércoles, 12 de abril de 2017

Nostalxia e realidade do Courel quirogués

O autor rememora como era a vida na aldea de Soldón da Seara e reclama solucións contra o despoboamento rural





Nos anos da miña nenez pasei longas temporadas no Soldón da Seara, aldea natal da miña mai. Daquela pertencente ao concello de Folgoso do Courel e cara o ano 1970 incorporada ao de Quiroga, a aldea áchase a uns 25 quilómetros da vila e a novecentos metros de altitude, suavemente deitada nunha ladeira á beira da estrada de Quiroga a Oencia e arrodeada por un mesto souto, que a agarima de ventos e friaxes. Atravesa a aldea o carrozo do Pinacedo, que desemboca no río Soldón. Hoxe non chega a vinte habitantes, cando noutra época tiña máis de trinta veciños.

XOSÉ ESTÉVEZ
QUIROGA 11/04/2017 14:31

Lembro con nostalxia aquelas estadías, sobre todo estivais, na casa dos Tumbarós, nosos parentes, ou na do meu tío, Juan Antonio. No fogar dos primeiros vivían a mai, a señora Rosa, tres fillas, Manuela, Sara, Lucía, e dous fillos, Alfredo e Adolfo. Todos eles traballadores, hospitalarios, ledos, agasalladores, xenerosos, cantaríns e festeiros. Lembro con agarimo sobranceiro a esta familia, pero tamén outras: Os da Fonte, Os de Enriba, co bon petrucio Adolfo, Os Prada, Os García, Os de Alvito, Os Arza, Os do Cego, Os do tío Casiano, Os do Mazo, Os da Aira, Os da Calella, Os do Penedo, Os do Tío Baldomero, os de Baixo, emparentados cos Quiroga polo casamento de Ramonita, e outros que o desgaste neuronal non me permite lembrar, polo que lles pido mil perdóns. Os Tumbarós eran os principais ramistas. A famosa orquestra dos Padernes, enteira ou pola metade, era asidua da festa de San Miguel, que se celebraba ata que a parella da garda civil daba o toque de queda. A veces alongábase o peche, para o que se utilizaba un raposeiro subterfuxio: e embebedar á parella da benemérita, que subía a cabalo dende Quiroga.

Todos os domingos organizábase un campionato no patio dos bolos, hoxe ocupado pola estrada que atravesa a parte baixa da aldea. O premio dos vencedores consistía nunha bola de pan, unha ola de viño e unha lata grande e redonda de sardiñas, que con frecuencia obtiñan os dous irmáns Tumbarós, xebres especialistas no xogo, aínda que da paparotada participaban todos. Despois había troula, amenizada por algún gaiteiro coma o meu tío Xesús.

O entroido, malia estar prohibido polo franquismo, celebrábase sen problema, pois a Garda Civil non se acercaba polas aldeas caurelás, comunicadas só mediante camiños carretís, aínda que na posguerra houbo un destacamento de soldados para combater os guerrilleiros. Mozos e mozas vestíanse de farrapos e percorrían a aldea cantando e de troula de casa en casa, onde eran agasallados con doces, coñac e anís.

A festa de San Miguel celebrábase o 29 de setembro. Para ese día vestíanse a mellores galas. Había misa maior, con procesión na capela, situada no fondo do pobo en terreos doados pola miña familia materna. O cabrito máis competente deixábase para asalo no forno caseiro. Pola tarde festa no campo dos bolos, onde ás veces organizábase algunha liorta por mor da pretenda dalgunha rapaza do lugar a cargo dun mozo forasteiro. Á noite verbena até que os ostentadores do tricornio deixasen. O primeiro pito fumeino nunha festa do San Miguel e tamén tomei os primeiros grolos de anís.

A vida era dura, moi dura, pois os traballos do campo realizábanse de sol a sol e con apeiros tradicionais. A sementeira e arranca das patacas, a recolleita e secado das castañas, o coidado do gando, a matanza dos porcos e, sobre todo, a sega do pan centeo e dos prados eran os labores máis frecuentes e case todos precisaban axuda veciñal. A sega da herba demandaba unha colaboración integral de todos os veciños tanto na propia sega, en Mazales ou no Porto da Mama, como no acarreto da herba para o inverno. Mazales atopábase lonxe, xa case preto de Xestoso de Arnado, e os segadores durmían nas cabanas. As mulleres levábanlles a comida cada dous días. A mesma escola unitaria foi construída de xeito comunal en 1939 e funcionou até 1974.

A economía familiar era magra e case natural e autárquica, de intercambio de especie por especie. Os ingresos extra proviñan da venda de xatos e xamóns nas feiras de Folgoso, Ferramulín e, sobre todo, Quiroga. Para o transporte de persoas e gando subía un ómnibus até a Cruz de Outeiro, a unha hora de camiño de Soldón.

A comida era moi frugal, aínda que máis variada do que se pensa, a non ser pola falla de peixe: caldo, cachelos, verza, repolo, fréxoles, fabas, castañas, conchos, mazás, touciño, chourizos, ovos, queixo e requeixo. Se ben é verdade que non había fame, tampouco fartura. Os días especiais: cabrito, troitas, ás veces xamón, flan caseiro e mel. Había moitas alvarizas, con cortizos para as abellas, que daban un mel mouro por mor de libar moito breixo ou uceira. O pan enfornábase cada quince e gardábase na artesa, ben envolvido nun pano branco. Cada casa tiña o seu forno a carón da cociña de lareira, pois case ningunha posuía cociña económica ou «bilbaína».

Emporiso, da nostalxia non se vive e ela en por si non é boa conselleira, se non vai acompañada da análise do presente e do pulo pola mellora no porvir. Pasemos, pois, á debullar a realidade.

Todas as aldeas do Courel e doutras bisbarras sufriron e están a sufrir unha desfeita poboacional. Preto de 1.700 lugares están abandonados e máis de 2.000 están a piques de estalo. O 41% dos galegos viven en 70 das 3.790 parroquias existentes e que supoñen o 1,2% da superficie do país. Máis de 1.500.000 persoas concentradas en menos de 348 quilómetros cadrados dos 30.000 que ten Galiza.

Hai algunhas mínimas sinais de esperanza. Órreos, despoboado nos anos 60, onde naceu a miña avoa materna, Josefa González Neira, volve ser habitado por unha familia. En Vieiros, un heroe solitario e solidario, o enxeñeiro agrónomo Roi Estévez, anda a traballar para revitalizar o lugar. De feito xa restaurou o patios dos bolos e o «muín» comunal. A Seara, a cuxas festas do Dolores acudín en moitas ocasións, foi completamente restaurada. Algunhas familias mercaron casas en Soldón como dobre vivenda. Tal é o caso do escritor Sechu Sende, autor do extraordinario Made in Galiza.

Non só o turismo, o sendeirismo, a gandeiría, os recursos forestais e mineiros da lousa e o sector servizos parecen dabondo para fixar e atraer poboación ao Courel. É precisa unha reestruturación global do pensamento e da praxe económica para revitalizar o rural, pois doutro xeito asistiremos a un baleiro total. Cal é a solución? Terán que intervir unha variada gama de factores, entre eles moi importante unha necesaria vontade política. Mais, como dicía, o catecismo do P. Astete, que nos fixeron aprender a golpe de vara de oliveira, «doutores ten a Santa Mai Igrexa que nos poderán responder».

Existe unha xeografía de cómaros, abrairas, carpazas, uces e ribazos que pululan nas lembranzas, unha xeografía de regatos que regan a memoria, de casas de pedra e xisto, onde abundou a ledicia, o traballo, a dor, a miseria e a felicidade. Conforman o mapa dun país en extinción, ateigado de carteis «se vende», un territorio envellecido, de vellos e para vellos. Foxen das súas aldeas, agás algúns, últimas testemuñas dun pasado que medrou con eles. Semellan cervos desnortados nunha noite de luar, derradeiros mohicanos que habitan unha especie de reserva que vai morrer con eles.

Este texto non pretende outra cousa que ser un berro desesperado para salvar a nosa identidade. Négome a que non haxa solución e que a desfeita do rural sexa irreversible. Galiza poderá estar arrodeada «dun verdor cinguido», pero sen «bos e xenerosos» afincados. As aldeas son un tesouro e a Terra non esquece nin perdoa as desercións masivas.

Eduardo Moreiras probablemente escribiría hoxe unha novela con este título: «Non hai primavera no Lor».
Uxío Novoneyra diría: «Courel dos tesos cumes que ollan de lonxe! / Eiquí síntese ben o pouco que é un home... porque non se olla ninguén».

Cada vez que contemplo unha aldea baleira ou case baleira un cravo de dor rosaliana atravésame o corazón. Gustaríame ver unha Galiza orgullosa do seu, rica, farturenta, poboada, leda, solidaria, como a que describe Castelao no Sempre en Galiza, en pe de igualdade con outras nacións que enfeitizan o concerto polifónico dos pobos do globo terráqueo. Dende a ventá dunha pequena aldea do Courel pódese contemplar a grandeza e variedade do mundo.

Xosé Estévez é historiador e profesor senior da Universidade de Deusto

A economía era magra e os ingresos extra proviñan da venda de xatos e xamóns nas feiras
Todos os domingos organizábase un campionato no patio dos bolos
Órreos, Vieiros, A Seara... hai algunhas mínimas sinais de esperanza

A CHAMADA DO CORNO

Moitas tarefas esixían un esforzo comunal. Reuníanse no patio dos bolos ao toque dun corno para arranxar camiños, corredoiras, fontes e o «muín» comunitario. Esta faena recibía o nome de «ir de concello». A veceira ou pastoreo do gando caprino e ovino era un sistema comunitario e moi intelixente. Cada mes tocáballe a unha familia pastorear o gando de todos e coidar os mastíns, que pertencían a toda a veciñanza. A toque do corno xuntábase o rabaño ou facenda no patio dos bolos e dende alí dirixíase ao monte en man común, principalmente aos terreos de enfronte da aldea ou cara á devesa de Montouto ou a Cavorca Escura. O sistema da veceira perdurou deica finais dos anos 1950, cando por mor da forzosa repoboación forestal os rabaños carecían de pastos e foron vendidos a baixo prezo, provocando unha emigración masiva, especialmente cara o Brasil e Madrid.

domingo, 9 de abril de 2017

A pie desde Leixazós, adonde no entran «ni carro, ni Dios»

Una ruta por el pliegue de Campodola , en Quiroga, será uno de los atractivos del futuro geoparque





CARLOS RUEDA FRANCISCO ALBO
MONFORTE / LA VOZ 09/04/2017 05:00


Desde quiroga

Hay que salir de la capital del municipio por la carretera LU-651, que lleva a Folgoso do Courel. En el kilómetro 10,5 hay un desvío hacia Leixazós, situada a 1,3 kilómetros

El pasado año, el Ayuntamiento de Quiroga acondicionó y homologó oficialmente una ruta de senderismo que discurre al pie del plegamiento geológico de Campodola, declarado monumento natural por la Xunta hace ahora cinco años. El mes próximo y en otoño -en fechas aún por determinar- se organizarán recorridos guiados para promover este itinerario, que se pretende que sea uno de los principales atractivos del geoparque que proyectan crear los tres municipios de la comarca quiroguesa. Al gran valor del itinerario desde el punto de vista científico -el paraje está catalogado desde 1983 como punto de relevancia geológica internacional- se suma su especial interés paisajístico, etnográfico y arqueológico.

La ruta sigue el trazado de un antiguo camino que unía las aldeas de Leixazós y Campodola con Campos de Vila y la capital del municipio. Tiene una longitud de 6,6 kilómetros y presenta una dificultad entre media y baja. El recorrido empieza en Leixazós, que se encuentra en el fondo del estrecho valle del río Ferreiriño, en un lugar que en tiempos era poco accesible. «En Leixazós non entra carro nin Dios», reza un dicho que recogió el escritor Ánxel Fole. El aislamiento al que estuvo sometida la aldea hizo que sufriese un fuerte declive demográfico. Hoy solo cuenta con dos casas habitadas.

Inicio del recorrido

El inicio de la ruta está a la entrada de la aldea, donde hay unos paneles explicativos sobre el conjunto del itinerario. Además de servir de vía de comunicación habitual entre varias localidades, el camino era muy utilizado para el transporte de madera hacia Quiroga, que fue uno de los recursos económicos más importantes para los vecinos de la zona.

A lo largo del primer kilómetro, el camino corre paralelo al río Ferreiriño por un extenso souto de castaños. Más adelante el bosque se abre y da paso a terrenos de monte bajo. A la izquierda ya se divisa un amplio panorama del pliegue geológico, formado por estratos de pizarrra y de cuarcita armoricana. En esta zona se encuentra la charnela o punto de máxima curvatura del plegamiento, que se formó hace entre 324 y 305 millones de años, durante el período Carbonífero, debido a la colisión entre los antiguos supercontinentes de Gondwana y Euramérica.

Aldea abandonada

A un kilómetro y medio del inicio del recorrido, el camino que viene de Leixazós desciende y empata -a la derecha- con otro que sube a la aldea de Campodola, situada a unos cien metros. La localidad está hoy abandonada, pero conserva en buen estado algunos elementos de su arquitectura popular de montaña. Tras visitar la aldea, regresamos al cruce y seguimos por la senda de la izquierda, bajando hacia el río Ferreiriño, que cruzamos después por un puente de madera.

A continuación el camino entra en una zona húmeda y umbría de bosque autóctono. En este punto hay un tramo de una treintena de metros donde la marcha se ve entorpecida por rocas desprendidas y árboles caídos. Después recupera la normalidad e inicia un suave ascenso. La vegetación es menos densa y permite admirar las formaciones rocosas que se elevan a una altura considerable sobre el camino. En algunos trechos fue excavado sobre la roca viva. A la derecha se abre el profundo valle del río Ferreiriño, cubierto por una densa y variada vegetación.

En el kilómetro 3,6 el camino llega al alto de Cruz de Castelín. A la derecha y a pocos metros está el castro de de Castelín, situado sobre un espectacular espolón rocoso. El antiguo asentamiento está muy alterado por el paso del tiempo y los derrumbes, pero conserva parte de un foso y una muralla de losas de pizarra que lo defendía en su parte más vulnerable.

A partir de aquí, el recorrido continúa por una pista de tierra que aparece a la izquierda. Unos cuatrocientos metros más adelante llegamos a un cruce. Hay que tomar la pista de la derecha y caminar 2,6 kilómetros hasta llegar a Campos de Vila.