jueves, 26 de julio de 2018

A Cova das Choias, un santuario de murciélagos raros


El Ayuntamiento de A Pobra do Brollón ofrece visitas a una reserva biológica en la que viven dos especies protegidas de quirópteros y un singular musgo luminoso


https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lemos/a-pobra-do-brollon/2018/07/26/santuario-murcielagos-raros-25-xullo/0003_201807H26P56993.htm

FRANCISCO ALBO 
MONFORTE / LA VOZ 26/07/2018 13:33 H

Cerca de la aldea de Biduedo, en A Pobra do Brollón, se encuentra la Cova das Choias, que ingresó en la literatura en 1955 con la publicación del libro Terra brava, de Ánxel Fole, quien situó en este lugar uno de sus relatos. Es una espectacular gruta natural que fue explotada como mina de hierro al menos desde los siglos XV y XVI. Pero además la cavidad alberga una numerosa colonia de murciélagos -entre los que hay dos especies escasas y amenazadas- y es uno de los pocos lugares de la Península donde vive el musgo luminoso (Schistostega pennata), una planta cavernícola sumamente rara. Para dar a conocer este singular paraje, el Ayuntamiento de A Pobra do Brollón empezó a ofrecer visitas guiadas gratuitas a comienzos de este mes.

Las visitas se llevan a cabo de martes a viernes durante el verano. Para participar es necesario efectuar una reserva previa llamando al teléfono 666 435 832. Los asistentes -diez personas como máximo de cada vez- deben presentarse a las seis de la tarde ante la casa consistorial de A Pobra do Brollón. Desde allí se desplazan en sus propios coches hasta Biduedo -en torno a un cuarto de hora de viaje-, donde se apean para iniciar la caminata hasta la cueva por una senda que discurre en gran parte entre bosques de frondosos.

En un par de paradas durante el recorrido, el guía Xosé Gago va explicando las características de la gruta y las normas que deben seguirse. «Dentro da cova hai que manter un silencio sepulcral», previene. Se trata de no perturbar la tranquilidad de una colonia de murciélagos de cueva (Miniopterus schreibersii), para los que la temporada estival es la época de cría.

Entrada cerrada

A finales del año pasado, el Ayuntamiento -asesorado por la asociación conservacionista Drosera- cerró la entrada de la cueva con una valla de madera. «Antes había moita visita incontrolada e dentro da gruta apareceron rastros de fogueiras e ata rodeiras de quad», explica Gago. En los últimos años, esta presión humana hizo disminuir drásticamente la población de murciélagos y puso en peligro la conservación del musgo, llevando a tomar medidas de protección.

Tras unas últimas explicaciones ante la entrada, los visitantes acceden a la cueva siguiendo al guía, prestando atención a sus gestos y sin desviarse ni un paso del camino marcado, tal como establecen las normas. A medida que avanzan pueden ver cómo el musgo luminoso que crece en el suelo y las paredes parece «encenderse» a su paso, debido a un peculiar efecto de reflexión de la luz. El obligado silencio les permite apreciar el sonido constante de las gotas de agua cayendo del techo de roca, que se combina con la penumbra de la cueva para crear un impresionante ambiente.

Los visitantes no pueden ver los murciélagos, que en esta época se concentran en una galería superior de la cueva para criar. Pero en cierto punto de la cavidad puede oírse un leve rumor que parece ser la suma de los chillidos de cientos de quirópteros.

A finales de agosto, cuando las crías ya están crecidas, los murciélagos de la cueva bajan a la cámara central, por la que discurren las visitas guiadas. Más adelante, en otoño, la Cova das Choias se convierte en el refugio del murciélago grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum), la otra especie protegida que vive en esta cavidad. Para verlos, según explica el guía, lo mejor es situarse frente a la entrada de la cueva al atardecer, cuando cientos o miles de murciélagos inician su vuelo nocturno. Aunque es una posibilidad en estudio, por ahora no se prevé organizar visitas a esas horas.